miércoles, 29 de junio de 2011

Materia extraterrestre traída a la Tierra da pistas sobre el Sistema Solar

Los resultados de la misión espacial Genesis sugieren que el Sol y los planetas interiores debieron formarse de modo diferente a como se pensaba

Misión Genesis
Ilustración de la sonda espacial Génesis que capturó muestras de viento solar a 1.500 millones de kilómetros de la Tierra.- NASA

Unas minúsculas muestras de materia extraterrestres, átomos solares capturados por una sonda espacial a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, han mostrado que hay sutiles diferencias entre el Sol y los cuerpos como nuestro planeta, la Luna o los meteoritos. Todos ellos "son anómalos al compararlos con la composición de la nube de la que se formó el Sistema Solar", señala el especialista Bernard Marty. "La comprensión de la causa de tal heterogeneidad tendrá un impacto importante en nuestra perspectiva de la formación del Sistema Solar".

Para hacer estas comparaciones mediante análisis en los laboratorios había que salir al espacio a capturar muestras de átomos extraterrestres. Ese fue el objetivo de la misión Genesis de la NASA, cuyos resultados, rodeados de incertidumbre por la accidentada recuperación de las muestras, se presentan ahora en la revista Science. "El Sol tiene más del 99% de la materia del Sistema Solar, así que es una buena idea conocer mejor de qué esta hecho", dice el investigador principal de la misión, Don Burnett (del Instituto Tecnológico de California). Con sus resultados, "se da respuesta a algunas cuestiones importantes y, como en todas las misiones de éxito, se generan muchas más", añade.

Accidentado regreso a la Tierra
La cápsula que trajo a la Tierra las muestras de viento solar de la misión Genesis quedó parcialmente destruida por un fallo del paracaídas, en 2004
La Genesis, de 630 kilogramos, fue lanzada al espacio en 2000 y situada en un punto de equilibro gravitatorio entre el Sol y la Tierra denominado Lagrange 1 (L-1), a unos 1.500 millones de kilómetros de la Tierra. Allí estuvo 886 días capturando, con unos paneles que desplegó, átomos del viento solar, es decir, partículas cargadas eyectadas por la atmósfera de la estrella. En L-1 la sonda estaba muy alejada de los efectos de la atmósfera terrestre y de sus campos magnéticos. Todo fue bien en la misión durante la fase de cosecha y regreso a casa, pero el aterrizaje de la cápsula con las muestras, en 2004, fue demasiado brusco: no se abrió debidamente el paracaídas que tenía que suavizar la caída de dicha cápsula y esta se estrelló en el suelo de Utah (EEUU), donde estaba desplegado todo el dispositivo de recuperación de las partículas del Sol. La misión costó 150 millones de euros.

Los expertos pensaron que parte del botín podía haberse salvado de la contaminación terrestre, pese a que casi todos los colectores de viento solar se habían roto en el impacto en Utah. En concreto, un instrumento diseñado por científicos del Laboratorio Nacional de Los Álamos llevaba unos colectores especiales donde se acumularon partículas de viento solar y se habían salvado. Los análisis de las muestras han permitido medir los contenidos de oxígeno y de nitrógeno que ahora se presentan.

"El colapso gravitatorio de un fragmento de una nube molecular, hace 4.570 millones de años, formó un disco de acreación de gas y de polvo, la nubulosa solar, a partir de la cual se formaron el Sol y los planetas", recuerdan Kevin McKeegan (Universidad de California, Los Ángeles) y sus colegas en Science. La composición de la materia ese disco sería prácticamente homogénea, por lo que los científicos se sorprenden ahora de las diferencias entre el Sol y la Tierra, aunque ligeras, descubiertas con los análisis de la Génesis.
El oxígeno y el nitrógeno son los elementos tercero y sexto, respectivamente, por abundancia en el Sistema Solar, recuerda en Science Robert N. Clayton (Universidad de Chicago). El aire en la Tierra contiene tres tipos de átomos de oxígeno, que se diferencian por el número de neutrones que continente en su núcleo, y aunque casi el 100% del oxígeno del Sistema Solar es O16, también hay pequeñas cantidades de los llamados isótopos O17 y O18.

Partículas extraterrestres
La investigadora Judy Allton separa las láminas de oro de un colector de partículas de viento solar de la misión Genesis para hacer diversos análisis

La pista de las diferencias entre el Sol y los planetas terrestres está en la proporción de esos isótopos: los científicos que han analizado las muestras de Genesis han descubierto que el porcentaje de O16 en la estrella es ligeramente superior que en la Tierra, la Luna y los meteoritos, mientras que el porcentaje de los otros isótopos O17 y O18 es ligeramente inferior. En cuanto al nitrógeno, en el Sistema Solar casi el 100% es N14, pero también hay pequeñas cantidades de N15 y los resultados de esta misión espacial indican que en el Sol hay un poco más de N-14 y menos N-15 que en la Tierra; la composición del nitrógeno en Júpiter es igual a la solar.

"La implicación de estos resultados es que nosotros no nos formamos de los mismos materiales de la nube que dio origen al Sol, pero está por descubrir por qué y cómo", afirma McKeegan (Universidad de California en los Ángeles)..

"Las variaciones de las abundancias de los isótopos estables se han estudiado en muestras del Sistema Solar (de la Tierra, de la Luna y de meteoritos), pero la interpretación de esta información se ha visto frustrada por la falta de conocimiento preciso acerca de las abundancias de isótopos en el material inicial a partir del cual evolucionaron los elementos", señala Clayton. A la vista de los nuevos resultados la conclusión de este experto es que "la Tierra no se hizo de los materiales promedio del Sistema Solar".

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miércoles, 22 de junio de 2011

Los océanos corren el riesgo de sufrir una extinción masiva

La Humanidad está creando las condiciones que precedieron a las grandes aniquilaciones del pasado

Los mares del mundo van camino de convertirse en océanos muertos. La acción del hombre, en especial el aceleramiento del cambio climático, está generando las condiciones previas que ya se vivieron en las grandes extinciones del pasado. Según un amplio panel de expertos, el margen de maniobra se estrecha y sólo la toma de medidas urgentes podría salvar la vida marina de la extinción.

Los corales, como éste Acropora, son los más amenazados.
Los corales, como éste Acropora, son los más amenazados.Gabriel Grimsditch
Los resultados de un panel de 27 expertos de 18 organizaciones reunido en la Universidad de Oxford en abril  y publicados esta semana advierten de que los océanos del mundo están en riesgo de entrar en una fase de extinción de las especies marinas sin precedentes en la historia de la Humanidad. Las conclusiones, aún preliminares, forman parte de un amplio estudio que impulsan el Programa Internacional sobre el Estado  de los Océanos (IPSO), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) y la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (WCPA). El informe preliminar señala cinco culpables principales como son la polución, la acidificación de las aguas, el aumento de su temperatura, la sobrepesca y la hipoxia o disminución de la cantidad de oxígeno. Todos tiene algo en común: son causados por el hombre.
Para los científicos, la combinación de estos agentes de estrés están creando las condiciones asociadas con las cincos grandes extinciones masivas previas que ha vivido la larga historia de la Tierra. "Los resultados son impactantes. Al estudiar el efecto acumulado de lo que la Humanidad le está haciendo a los océanos, las consecuencias son mucho mayores de lo que habíamos calculado por separado", explica el director científico de IPSO, el profesor del departamento de Zoología de la Universidad de Oxford Alex Rogers. "Se trata de una situación muy seria que exige una actuación clara a todos los niveles. Estamos viendo las consecuencias para la humanidad que tendrán un impacto ya en nuestras vidas, y peor aún, en la de nuestros hijos y las futuras generaciones", añade. Si no se hace nada, los expertos sostienen que la extinción masiva será inevitable.

Otras de las conclusiones del informe agravan el problema. Así, la velocidad y el ritmo de degeneración de los océanos es mayor de lo que se había calculado hasta ahora. Además, varios de los impactos negativos tienen un papel destructivo mayor de lo previsto, como el de la sobrepesca o la llega de excesivos nutrientes procedentes de la agricultura a los mares.

Tras revisar los datos disponibles sobre la salud de los mares, el panel destaca que el descenso de los niveles de oxígeno (o su ausencia total, apoxia) combinada con el calentamiento del océano y su acidificación son factores que, combinados, han estado presentes en varias de las extinciones masivas del pasado. Así, por ejemplo, la ratio de carbono que está siendo absorbido por el mar ya supera a la de la última gran extinción marina, hace 55 millones de años, cuando la mitad de las especies desaparecieron.

 
Para intentar escapar del desastre, los expertos recomiendan que se establezca un claro y efectivo Gobierno del mar abierto, la reducción de las cantidades de pesca y establecer un amplio sistema de áreas protegidas

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jueves, 16 de junio de 2011

El láser ilumina la biología

Las técnicas fotónicas para aplicación en ciencias de la vida y la salud avanzan - Con análisis matemáticos se mide la oxigenación y el flujo de la sangre

Las investigaciones biológicas basadas en la luz, especialmente la luz láser, están en pleno auge. ¿Quién no ha observado su mano iluminada por detrás por una bombilla y ha atisbado huesos y venas? ¿O quién no ha mirado a través de un microscopio tradicional para descubrir lo que no se detecta a simple vista? Sobre estas mismas bases, con la ayuda de los conocimientos biológicos, la tecnología, las matemáticas y el láser, avanzan los microscopios para ver órganos y células con detalle antes inalcanzable y para aplicar esas técnicas de imagen biológica al diagnóstico, el seguimiento y la terapia en campos médicos como la neurología y la oncología.
La espectroscopia de infrarrojo cercano (con diodos láser), por ejemplo, proporciona un método no invasivo para medir de forma continua el grado de oxigenación de los tejidos, el metabolismo y el flujo de la sangre en el cerebro.
Un bebé con un casco con sensores ópticos para medir su actividad cerebral
Estos datos permiten estudiar el desarrollo del cerebro en bebés sanos, como están haciendo Clare E. Elwell y sus colegas del University College de Londres, con sensores ópticos aplicados en forma de casco. Las aplicaciones terapéuticas, todavía experimentales, especialmente en bebés prematuros en unidades de cuidados intensivos, y otras no terapéuticas, como las relacionadas con la oxigenación muscular en atletas de élite, son el fruto de los grandes avances recientes en instrumentación y métodos de análisis.



"De cara a los próximos juegos olímpicos en Londres, estamos probando un sensor óptico que se sujeta al muslo de los patinadores de velocidad, para saber cual es la mejor estrategia de calentamiento", explicó Elwell en el congreso internacional L4H (Luz para la Salud) que se ha celebrado en el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), en Castelldefels (Barcelona). Las aplicaciones biológicas de la física de la luz constituyen uno de los tres programas básicos del ICFO, junto a la energía y la información cuántica, explica su director, el físico Lluis Torner.
En oncología, los métodos de óptica difusa se están desarrollando, entre otras cosas, para caracterizar tumores de mama y predecir el efecto de cada terapia. "Hay necesidad de métodos funcionales, baratos, portátiles y no ionizantes para hacer un seguimiento constante de las pacientes", indica Regine Choe (Universidad de Rochester). La técnica no es tan fácil como iluminar con láser la mama y recoger la información. Los experimentos hechos en pacientes en combinación con técnicas más contrastadas son prometedores, entre otras cosas, para distinguir entre tumores benignos y malignos.

Imagen tridimensional de una neurona tomada con el sistema de tecnología STORM de Harvard
La base de los experimentos de Romain Quidant, de ICFO, es mucho más compleja, ya que se trata de desarrollar nanoherramientas basadas en la óptica cuántica, para su aplicación en biología avanzada. Su equipo estudia, con programas europeos, la utilización de nanoesferas de oro como método mínimamente invasivo para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer. Estas nanoesferas, excitadas por láser, son fuentes puntuales de luz y de calor. Pueden, por ejemplo, detectar bajas concentraciones de marcadores tumorales en suero.

 
Por un lado se pretende construir un chip que sea un laboratorio completo para diagnóstico precoz y seguimiento de tratamientos. En las matemáticas se basa también el nuevo sistema comercial de microscopía STORM de Nikon, capaz de una resolución 10 veces superior a la de los más avanzados microscopios ópticos. Con más de 200 científicos y técnicos en la actualidad, el ICFO pretende, desde su creación en 2002, estar en la vanguardia mundial de las ciencias fotónicas experimentales. Han elegido tres programas principales de investigación: energía, salud e información cuántica, siempre con la intención de ser líderes mundiales.  
Imagen de microtúbulos de las células (en verde) y de la mitocondria (en rojo) realizada con el nuevo sistema de microscopía STORM del IFCO. Abajo, comparación entre la imagen tomada con un sistema convencional de fluorescencia (en gris) y el STORM.
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Observada una extraña transformación de neutrinos en un experimento realizado en Japón

El hallazgo, predicho por los físicos de partículas teóricos, ofrece pistas sobre la antimateria del universo

Los neutrinos son unas extrañas partículas elementales, muy abundantes en el universo, pero muy difíciles de detectar, porque apenas interaccionan con la materia (trillones de ellas atraviesan la Tierra de lado a lado cada segundo sin dejar rastro); no tienen carga y su masa es minúscula.

El detector conocido como Superkamiokande


Los físicos habían ya detectado y medido dos de esas transformaciones, llamadas oscilaciones, pero faltaba la tercera predicha por los teóricos, en concreto la que convierte los neutrinos del muon en neutrinos del electrón. Ahora en un experimento (T2K) que se realiza en Japón, pero con la participación de unos 500 científicos de una docena de países (incluida España), anuncian haber captado por fin esa oscilación a neutrinos del electrón.
El experimento de los neutrinos es peculiar: se lanzan haces de neutrinos del muon desde un acelerador (del Japan Proton Accelerator Research Complex) hacia un enorme detector denominado Superkamiokande, a 295 kilómetros de distancia, y el vuelo en esa distancia es suficiente para que se produzca la oscilación, convirtiéndose -un porcentaje minúsculo de ellos- en neutrinos del electrón.
Superkamiokande es un depósito subterráneo con forma cilíndrica que contiene 50.000 toneladas de agua ultrapura y está rodeado de sensores que captan los efectos de las interacciones de los neutrinos con las moléculas de agua (cuando se producen). El experimento se detuvo el 11 de marzo y los expertos están ahora reparando los daños sufridos por el terremoto, pero esperan volver a tomar datos a finales de este año.
En el diseño, construcción y operación de T2K han participado, y participan, científicos españoles del Instituto de Física de Altas Energías (IFAE), de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Instituto de Física Corpuscular (IFIC), del CSIC y de la Universidad de Valencia. Los expertos consideran que T2K es probablemente el experimento de este tipo más sensible del mundo.
Cuando se retome la operación del experimento, los científicos esperan no solo confirmar la oscilación de neutrinos del muon en neutrinos del electrón, sino también combinar esta observación con la aparición de antineutrinos del electrón (la antipartícula del neutrino electrónico) para investigar el fenómeno conocido como violación CP, "que podría ser la clave para entender el origen de la asimetría entre materia y antimateria en el universo", explica el CPAN. Para dar ese paso hay que incrementar la intensidad del haz de neutrinos muónicos lanzados por el acelerador y mejorar la sensibilidad del detector a 295 kilómetros de distancia.
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Descubierto el agujero negro más primitivo

Los astrónomos lo han detectado en rayos X.- Se encuentra a una distancia de la Tierra de unos 13.000 millones de años luz

Un equipo de astrónomos han detectado el agujero negro más primitivo hasta ahora, y es un agujero negro gigante en el centro de una galaxia. Está a una distancia de la Tierra de unos 13.000 millones de años luz, lo que significa que es del cosmos cuando habían transcurrido solo unos 700 millones de años desde el Big Bang inicial (el universo tiene ahora unos 13.700 millones de años). Además, los científicos han medido el crecimiento medio de varios agujeros negros situados a enorme distancia y han descubierto que crecen y evolucionan acompasados con la galaxia en cuyo centro residen. Esto ya se había visto en agujeros negros cercanos, pero no en los más distantes -primitivos- lo que significa que o bien nacieron siendo muy masivos o que sufrieron un crecimiento muy rápido ya desde el principio. "Este hallazgo nos indica que hay una relación simbiótica entre los agujeros negros y sus galaxias desde el primer momento", comenta Kevin Schawinski, astrónomo de la Universidad de Yale.

Estos científicos, liderados por Ezequiel Treister (Universidad de Hawai), explican en la revista Nature que en su investigación seleccionaron 250 galaxias que habían sido observadas por el telescopio Hubble y que eran buenas candidatas a alojar un agujero negro en el centro. Utilizaron entonces el telescpio espacial Chandra, de rayos X, para captar esa radiación emitida al ser atrapada por el agujero negro la materia de su entorno. La mayor parte de este proceso de crecimiento del agujero negro esta oculta por nubes de gas y polvo que absorben casi toda la radiación, excepto los rayos X de alta energía.

"Los resultados de Treister y sus colegas tienen implicaciones en muchos estudios del universo primitivo", señala el experto Alexei Vikhlinin en un comentario en Nature. "Desafortunadamente, las respuestas a algunas cuestiones clave -por ejemplo cómo se generaron los progenitores de estos agujeros negros supermasivos, o el mecanismo exacto que subyace a la evolución del agujero negro y la galaxia que lo aloja- probablemente tendrán que esperar a la próxima generación de telescopios". Pero el equipo de Treister "ha dado el primer paso y el más difícil".

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Nueva avispilla conservada en ámbar

Dos ejemplares fósiles de medio milímetro, en Teruel y en Álava, dan lugar a una familia taxonómica

Un nuevo grupo de minúsculas avispas se ha añadido a la fauna conocida del Cretácico (hace 110 millones de años) tras ser hallados dos ejemplares fósiles en el ámbar de un yacimiento turolense y de otro de Álava. Sus descubridores la han bautizado Alavaromma orchamum.

Insecto Alavaromma orchamum conservado en ambar

Los ejemplares descritos, junto a otros del ámbar de Álava y de El Soplao, pertenecen a un raro grupo de avispillas denominadas mimarommatoideas. Son tan pequeñas que apenas pueden distinguirse como insectos a simple vista, y la longitud del cuerpo del ejemplar del yacimiento de San Just (Utrillas, Teruel) es solo de alrededor de medio milímetro.
Las avispillas del grupo, tanto las actuales como los fósiles, tienen alas con pelos muy largos en el margen. Sin embargo, el ejemplar de San Just, y otro hallado en el ámbar de Álava, poseen estos pelos cortos, entre otras características particulares. Por esta razón, se ha tenido que describir una nueva familia de insectos para estos dos ejemplares tan raros, la familia Alavarommatidae, en la que se han incluido el nuevo género y especie, que se publica en la revista Palaeontology

Insecto de la especie Archaeromma hispanicum atrapado en ambar

Dicho insecto se encuentra depositado en la colección de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel- Dinópolis y el de Álava en el Museo de Ciencias Naturales de Álava. El otro ejemplar hallado en San Just perteneciente al mismo grupo, pero de la extinta familia Gallorommatidae que fue establecida hace pocos años, se ha descrito como nueva especie y ha sido dedicada a la provincia de Teruel: Galloromma turolensis
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domingo, 12 de junio de 2011

Mar de burbujas magnéticas protegerían al Sistema Solar

La sonda Voyager encontró que el campo magnético del Sol genera esta espuma a consecuencia de las rotaciones del astro

CONTRASTE. La visión vieja y la nueva del límite de la heliósfera. A la derecha la que incluye la espuma de burbujas magnéticas
 El Sistema Solar en su zona más lejana contiene un mar jabonoso y turbulento de burbujas magnéticas que interactúan con las partículas de otras galaxias que al entrar a nuestro sistema determinan cómo interactuarán con el resto del Universo, revelaron observaciones de la sonda Voyager de la agencia espacial estadounidense (NASA).

Científicos utilizaron un modelo de computadora para analizar los datos de la sonda que ha llegado a la zona más lejana del Sistema en la historia de la carrera espacial terrestre y encontraron que el campo magnético del Sol está conformado por 160 millones de kilómetros de burbujas.

Las burbujas se crean cuando las líneas del campo magnético se rompen y dispersan materia que se reorganizan de ésta forma. Cada burbuja tiene una longitud de 100 millones de millas (160 millones 934 mil 400 kilómetros), describen los científicos en la revista científica Astrophysical Journal.
Como la Tierra, nuestro Sol tiene un campo magnético en sus polos. Las líneas del campo se extienden hacia fuera por el viento solar, expandiéndose las partículas cargadas de la estrella hacia los extremos de la Vía Láctea.

Voyager se encuentra a 14 mil millones de kilómetros de la Tierra y está en una zona límite del Sistema. En esa área el viento solar y el campo magnético se ven afectados por el material que a su vez expelen otras estrellas.

"El campo magnético del Sol se expande a lo largo del borde del Sistema Solar por que las rotaciones del Sol hacen que el campo magnético hace que se tuerza y arrugue, similar a una falda de bailarina. En las lejanías del Sol, donde la Voyager se encuentra los pliegues de la falda se compactan", dijo el astrónomo Merav Opher de la Universidad de Boston y autor del artículo que se publica en el Journal.
Cuando el campo magnético se compacta tanto, las líneas magnéticas se entrecruzan y reconectan; la reconección magnética es tan energética como las llamaradas solares. Los pliegues compactados se reorganizan a sí mismos, a veces de forma explosiva, por lo que crean espuma de burbujas magnéticas.
Los investigadores nombraron a esta región como  "la heliofunda" que es la frontera entre el Sistema Solar y el resto de la Vía Láctea, por la que miles de objetos y cuerpos tratan de introducirse, pero se encuentran con una barrera violenta de burbujas magnéticas.

La relevancia del hallazgo se relaciona con la importancia de entender la estructura del campo magnético solar, pues esto permitiría a los científicos explicar cómo los rayos cósmicos galácticos entran a nuestro sistema solar e influyen en cómo interactuará el Sol y las estrellas con el resto de la galaxia.
"Continuamos tratando de comprender las implicaciones de los hallazgos", dijo el físico Jim Drake de la Universidad de Maryland e investigador del equipo Voyager.

La teoría que se sostenía antes de saber de la posible existencia de las burbujas era que los cuerpos externos se frenaban por la existencia de los rayos cósmicos en el borde del Sistema Solar.
"Las burbujas magnéticas aparecen como nuestro primer contra argumento frente a los rayos cósmicos. No hemos determinado si esto es algo bueno o no", dijo Opher.

Por una parte, las burbujas podrían considerarse como un escudo muy poroso que permitiría a muchos rayos cósmicos introducirse en nuestro Sistema. Pero, por otra parte, los rayos cósmicos podrían quedar atrapados dentro de las burbujas lo cual sería un escudo mucho más poderoso. Los científicos tendrán que esperar a más datos de la misión Voyager conformada por dos sondas gemelas que se lanzaron en 1977 con el objetivo de cruzar la frontera interestelar del espacio


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3. Teoría del origen común

El material orgánico de las condritas carbonáceas comparte muchas características con la materia orgánica encontrada en otras muestras primitivas, incluyendo las partículas de polvo interplanetario, cometas y micrometeoritos de la Antártida. Algunos científicos, argumentan que esta similitud indica que la materia orgánica en todo el Sistema Solar se originó a partir de una fuente común, posiblemente el medio interestelar.

Para demostrar eso, debería haber una relación entre el grado de alteración hidrotermal que un meteorito experimenta y la química de la materia orgánica que contiene. Si, como muchos han especulado, la materia orgánica de los meteoritos tiene un papel clave en el origen de la vida en la Tierra, la hipótesis de la fuente común indicaría que estos materiales han podido llegar a cualquier sistema planetario en formación.
"Normalmente, se pensaba que la materia prebiótica extraterrestre evolucionaba una vez que el meteoroide alcanzaba un planeta en forma de meteorito. Los autores de este nuevo artículo proponen que los procesos hidrotermales que ocurren en los cuerpos padres asteroidales también son fundamentales en esta transformación de la materia prebiótica, en un paso anterior al planetario", asegura Martínez Frías.
De esta manera, según el investigador español, "existirían cambios por combinaciones entre temperatura (aprox. 150ºC), las fases inorgánicas (minerales) asteroidales y la materia orgánica primaria asteroidal carbonácea que serían previos a los que sucederían posteriormente en la Tierra (o en otro planeta, si es que el proceso puede repetirse). Pero la materia extraterrestre ya habría sufrido una primera fase de evolución".

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2. Evolución extraterrestre de los materiales

Los investigadores observaron variaciones en la química orgánica que correspondían con cambios en la geología del meteorito. Según Herd, encontraron una correlación sorprendente en las muestras, lo que dio a su equipo de investigación las claves del proceso que altera la composición de la materia orgánica transportada por el asteroide. Entre los compuestos orgánicos encontrados están los aminoácidos y ácidos monocarboxílicos, dos sustancias químicas esenciales para la evolución de las primeras formas de vida en la Tierra, fundamentales, por ejemplo, para la formación de proteínas.

El científico principal de la investigación asegura que el hallazgo muestra la importancia de los asteroides a la historia de la Tierra. "Es una pieza más del puzzle prebiótico que relaciona las condritas carbonáceas con el origen de la vida", explica a ELMUNDO.es Jesús Martínez Frías, investigador del Centro de Astrobiología, una institución mixta entre el INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Las condritas carbonáceas son un tipo de meteoritos ricos en materia orgánica que contienen muestras de los materiales que participaron en la creación de la Tierra hace unos 4600 millones años. Estos materiales incluyen algunos que se formaron antes de la formación del Sistema Solar y pueden haber sido cruciales para la formación de la vida en la Tierra.
El complejo conjunto de materiales orgánicos que se encuentran en las condritas carbonáceas pueden variar sustancialmente de meteorito de meteorito. La nueva investigación muestra que la mayoría de estas variaciones son resultado de la actividad hidrotermal que tuvo lugar unos pocos millones de años después de la formación del Sistema Solar, cuando los meteoritos todavía eran parte de cuerpos celestes más grandes, probablemente asteroides.

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Los ingredientes para la vida se formaron en el espacio: Hallados en un meteorito de gran pureza

Recogida de un meteorito por el Equipo de Búsqueda de Meteoritos de EEUU. | Ralph Harvey
Recogida de un meteorito por el Equipo de Búsqueda de Meteoritos de EEUU
En los últimos meses, varias investigaciones han sugerido la idea de que los meteoritos trajeron los elementos y moléculas necesarios para el surgimiento de la vida en la Tierra. No portaban la vida en sí, como sugería la ya clásica teoría de la Panspermia acuñada por el químico sueco Svante August Arrhenius, según la cual la vida está diseminada por el Universo y llegó a nuestro planeta en forma bacteriana unida a un meteorito.

Ahora, un equipo de investigación dirigido por Christopher Herd, de la Universidad de Alberta (Canadá), ha estudiado cuatro muestras de meteoritos de gran pureza que explican, no sólo la presencia de materiales orgánicos prebióticos, sino también el origen y la evolución de los mismos. Los resultados se han publicado en la revista 'Science'.

Las muestras analizadas fueron producidas por la desintegración de un meteorito mayor que entró en la atmósfera y cuyos pedazos cayeron en el lago Tagish, en el estado canadiense de la Columbia Británica en enero de 2000. Los investigadores aseguran en el artículo que se trata de muestras muy vírgenes, ya que cayeron en un lago congelado y se recogieron sin contaminación alguna. La persona que los encontró comunicó el hallazgo a los científicos antes de recoger las muestras, evitando así el contacto con las manos y garantizando su pureza.

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El mundo en el límite



Sin necesidad de consultar la bola de cristal, Lester Brown sabe a ciencia cierta que los humanos estamos empujando la Tierra hacia a un peligroso precipicio...

    “Mi instinto me dice que la tormenta perfecta o la última recesión puede suceder en cualquier momento. Y el detonante puede ser una crisis alimentaria sin precedentes, causada por una combinación de olas de calor y de falta de agua. Hasta ahora habíamos obviado los efectos del cambio climático sobre la necesidad de alimentar a casi 7.000 millones de humanos. Y lo cierto es que nos estamos acercando al límite antes de lo que pensábamos”.

      Con voz pausada y sabia, sin caer el alarmismo pero sin ocultar lo que está en juego, Lester Brown lleva casi 40 años tomándole el pulso al planeta. En 1974 fundó el Worldwatch Institute, el primer “mirador” global de indicadores ambientales. Sus anuarios sobre la situación del mundo se convirtieron en manual obligado para gobiernos e instituciones, en los albores de lo que tiempo después se llamaría “desarrollo sostenible”.

      Hace diez años, frustrado por la lentitud de los cambios, decidió crear el Earth Policy Institute. En su libro “La eco-economía” propuso dar un giro copernicano al modelo de mercado, poniendo la Tierra en el centro de la actividad económica. En “Plan B: movilizarse para salvar la civilizaci'on” fue incluso más allá y habló de la necesidad de un plan de rescate ecológico y social, calculado en 185.000 millones de dólares (una cuarta parte de los gastos militares de EEUU).

     Ahora, a sus 77 años, lanza una nueva y tal vez definitiva alerta con “The world in the edge”, donde advierte sobre los signos cada vez más preocupantes de colapso económico y ecológico: “Ninguna civilización anterior ha sobrevivido a la destrucción de sus recursos naturales. Tampoco sobrevivirá la nuestra”.

      Y a pesar de los nubarrones que estos días se ciñen sobre Washington, Brown sigue buscando razones para el optimismo. Se las prometía muy felices cuando le entrevistamos hace dos años, tras la llegada de Obama a la Casa Blanca, pero la eterna batalla de los políticos (y los economistas) contra la naturaleza ha vuelto a decantarse hacia donde todos sabemos.

      Aun así, Brown sueña con una “movilización planetaria” –similar a la que hizo caer el muro de Berlín- que acabe con el “inmovilismo” de los nuestros dirigentes y logre poner en marcha el Plan B: acelerar la transición hacia las renovables, reducir drásticamente las emisiones de CO2, proteger la biodiversidad, regenerar los suelos, restaurar las cuencas de agua, plantar cientos de millones de árboles, garantizar la salud, la educación y el alimento a toda la población del planeta...

      Pero los signos no son nada alentardores, reconoce. Desde principios de año, como un río invisible por debajo de las catástrofes naturales y de las revoluciones políticas, se está larvando una crisis global por el precio y la carestía de los alimentos. En países como India y Argelia han estallado protestas sociales. La falta de agua potable y para la irrigación es ya acuciante en países como Yemen y Arabia Saudita. China y Corea del Sur están extendiendo entre tanto sus tentáculos por el Nilo, a la busca de terrenos cultivables para su propio grano.

    “El cambio climático es una ameneza para la seguridad alimentaria, como quedó demostrado durante la última sequía en Rusia”, advierte Brown. “El clima extremo puede forzar a cada vez más países a cerrar el grifo de la exportaciones para poder alimentar a sus propias poblaciones”.

    El New York Times certifica esta misma semana y en primera página los presagios de Brown. En un artículo titulado “Un planeta caliente lucha por alimentarse a sí mismo”, varios expertos reconocen cómo el clima extremo –de las inundaciones en Estados Unidos a la sequía en Australia- está detrás de la espectacular caída en las cosechas durante la última década.

    En los países ricos, adictos a alimentos ultraprocesados, la subida de la cesta de la compra ha sido bastante más paulatina. Pero Lester Brown augura que la “burbuja alimentaria” no tardará es estallar, y que el escepticismo y la indiferencia hacia el calentamiento global dejará pronto paso a una triple y acuciante preocupación: el clima extremo, la falta de agua y el precio de la comida.

    La voracidad con la que seguimos devorando los recursos del planeta sigue mientras tanto bien latente, a pesar de la recesión... “Hacen falta 1,5 planetas para poder mantener el ritmo actual de consumo”, advierte Brown en “The world on the edge”. “O lo que es lo mismo: vivimos de prestado, en un estado de “bancarrota” natural, consumiendo lo que en realidad le corresponde a futuras generaciones”.

    “Podemos seguir como hasta ahora, con un sistema económico empeñado en destruir los sistemas naturales hasta destruirse a sí mismo”, concluye el “economista” de la Tierra. ”O podemos ser la generación que cambie finalmente la dirección del mundo hacia un progreso sostenible y sostenido”.

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miércoles, 8 de junio de 2011

Estudio suguiere que los humanos evolucionaron a partir de especies asiáticas y no africanas como se creía

 
Durante muchos años diferentes estudios situaron en África la cuna de la humanidad, pero un conjunto de piedras trabajadas  inequívocamente por humanos, hace 1,85 millones de años encontrados en el yacimiento georgiano de Dmanisi sugieren que nuevamente, hay que reescribir la historia de la evolución humana.
"Hace entre 1,8 y 1,7 millones de años, las condiciones climáticas no eran muy buenas. Hacía mucho frío en el norte y había sequía en las bajas latitudes. No era el mejor momento para atravesar zonas desérticas, para salir de África", dijo el paleontólogo catalán Jordi Agustí, uno de los autores del descubrimiento.
La migración hacia Asia tuvo que producirse antes, hace alrededor de dos millones de años. Y debió de tener otro protagonista: el Homo habilis, un ser mucho más torpe que el erectus.


"El Homo habilis (o Australopithecus habilis) habría salido hace unos dos millones de años de África y ya en Asia habría dado lugar al Homo georgicus, quien posteriormente se convirtió en el Homo erectus, que a su vez habría vuelto a África rebautizado como Homo ergaster, hace 1,6 millones de años, según detalla Agustí. Los primeros fósiles desenterrados en Dmanisi ya apuntaban a este recorrido por el planeta. "Ahora queda claro" concluyo Agustí.

La paleoantropóloga María Martinón-Torres, que no ha participado en este estudio dijo: "Que el ser humano, el género Homo, no surgió en África, sino en Eurasia. "Los Homo georgicus tienen todas las características cronológicas, morfológicas y geográficas para dar lugar a todas las demás especies del género Homo que se conocen", afirmó. Según este relato, el habilis habría "salido de África como un mono y habría vuelto hecho un hombre".

Martinón-Torres, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en Burgos , España también opino al respecto "Las piezas encajarían ahora perfectamente. Los Australopithecus habilis, hace dos millones de años, ya comían carne. El abandono de una dieta basada en frutos habría sido trascendental. El enrevesado estómago, adaptado a digestiones complicadas como puede ocurrir hoy con las vacas, se reduce y se optimiza. El cerebro empieza a desarrollarse con la energía sobrante. Y aún más importante: Al hacernos carnívoros nos hacemos libres. Nuestro alimento se mueve, no está quieto. Y nosotros también nos podemos mover. El australopiteco, libre, habría echado a andar fuera de África. Y, por el camino, dio lugar al Homo georgicus y este a todas las demás especies conocidas. "Es lo mismo que defendemos con el Homo antecessor de Atapuerca, que no se originó en África, sino en Eurasia", opino la paleontóloga.

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Los 5 océanos de la Tierra

Se denomina océano a la parte de la superficie terrestre ocupada por el agua marina. Los océanos se formaron hace unos 4000 millones de años y están  divididos por grandes extensiones de tierra llamadas continentes o grandes archipiélagos . Estos son los 5 océanos de nuestro planeta.

1 - Pacífico: 200.700.000 km2

Es el oceano más grande de la Tierra, ocupando la tercera parte de su superficie. Se extiende aproximadamente 15.000 km desde el mar de Bering en el Ártico por el norte, hasta los márgenes congelados del mar de Ross en la Antártida por el sur.  El Pacífico contiene mas 25.000 islas (más que todos los demás océanos del mundo juntos), casi todas las cuales están ubicadas al sur de la línea del Ecuador. El Pacífico cubre un área de 165.700.000 km2. El punto más bajo de la superficie de la corteza terrestre, las fosa de las Marianas, se encuentra en el Pacífico.

2 - Atlántico: 106.400.000 km2

El océano Atlántico separa América, de Europa y África. Se extiende desde el océano Glacial Ártico, en el norte, hasta la Antártida, en el sur. El ecuador lo divide artificialmente en dos partes, Atlántico Norte y Atlántico Sur. Su nombre proviene del griego Atlas, uno de los titanes de la mitología griega. Tiene forma de S y una extensión cercana a los 106,4 millones de km2, siendo el segundo en extensión, después del océano Pacífico, cubriendo aproximadamente el 20% de la superficie de la Tierra. Su volumen de agua es de 354,7 millones de km3 si se cuentan los mares adyacentes, o de 323,6 si no se cuentan. El ancho maximo del Atlántico varía de 2.848 km entre Brasil y Liberia a 4.830 km entre los Estados Unidos y el norte de África.

3 - Índico: 73.556.000 km2

El océano Índico es el tercer volumen de agua más grande del mundo, y cubre aproximadamente el 20% de la superficie de la Tierra. Está limitado al norte por el sur de Asia; al oeste por la Península Arábica y África; al este por la Península Malaya, las Islas Sonda, y Australia; y al sur por la Antártida. El océano mide aproximadamente 10.000 km de ancho entre las puntas sur de África y Australia; su área es 73.556.000 km², incluyendo el Mar Rojo y el Golfo Pérsico. El volumen del océano se estima en 292.131.000 km³. Pequeñas islas puntean los bordes continentales.

4 - Antártico: 20.327.000 km2

El océano Antártico se extiende desde la costa antártica hasta los 60° S, límite convencional con el océano Atlántico, el océano Pacífico y el océano Índico. Es el penúltimo océano en extensión. Formalmente su extensión fue definida por la Organización Hidrográfica Internacional en el año 2000 y coincide con los límites fijados por el Tratado Antártico.
El océano Antártico junto al Ártico, son los únicos en circundar el globo de forma completa. Rodea completamente a la Antártida. Tiene una superficie de 20.327.000 km², una cifra que comprende a los mares periféricos: el mar de Amundsen, el mar de Bellingshausen, parte del pasaje de Drake, el mar de Ross y el mar de Weddell. La tierra firme es visible sobre el océano con 17.968 km de costa.


5 - Ártico: 14.090.000 km2

El Océano Glacial Ártico es el más pequeño de los océanos del planeta. Rodea al Polo Norte y se extiende al norte de Europa, Asia y América. Ocupa una extensión de unos 14.100.000 km² y, los cien m en la plataforma continental; siendo su media de unos 1205 m. Este océano toma contacto con el Océano Atlántico por el norte, recibiendo grandes masas de agua a través del Estrecho de Fram y el Mar de Barents. También se halla en contacto con el océano Pacífico a través del Estrecho de Bering, entre Rusia y Alaska.



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NASA captó explosión solar este martes

Las partículas se mueven a mil 400 km por segundo y se espera golpeen el campo magnético de la Tierra durante las últimas horas del 8 o 9 de junio

 El Observatorio de la Dinámica Solar (SDO, por sus siglas en inglés) captó a las 12:41 horas (01:41 hora ET) de este martes una explosión solar por espectacular eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) del complejo de manchas solares 1226-1227, informó la NASA.
La CME no se dirige en su totalidad hacia la Tierra y registra una velocidad de mil 400 km por segundo de acuerdo con la agencia espacial estadounidense (NASA). Se espera que sus partículas golpeen el campo magnético de la Tierra durante las últimas horas del 8 o 9 de junio, lo que se observarán como auroras.
La llamarada solar se ubicó como una de tamaño mediano, con una tormenta solar con radiación menor clase S1, pues las partículas se multiplicaron y luego descendieron y cubrieron un área de casi la mitad de la superficie solar.

Las CME ocurren cuando los campos magnéticos que conforman la atmósfera solar exterior o corona liberan burbujas de gas y los mismos campos llamados eyecciones de masa coronal
El SDO observó la llamarada y grabó las imágenes en luz ultravioleta que muestran la erupción de gas frío. Algunas veces estas erupciones han lanzado material con temperaturas de menos de 80 mil grados kelvin.
Cuando los investigadores del Centro Espacial Goddard de la agencia espacial estadounidense analizaron las observaciones con el Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO, por sus siglas en inglés) detectaron partículas de plasma y partículas de alta energía que provenían del Sol.
También el Observatorio de Relaciones Tierra-Sol (STERERO) logró captar la CME que según la NASA ocurren cuando los campos magnéticos que conforman la atmósfera solar exterior o corona liberan burbujas de gas y los mismos campos llamados eyecciones de masa coronal.
Una CME puede contener miles de millones de toneladas de materia que se puede acelerar a varios millones de kilómetros por hora en una espectacular explosión que pueden golpear los campos magnéticos de los planetas o incluso impactarse contra naves o satélites

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Descubren nueva clase de supernovas

Científicos hallaron que a diferencia de las conocidas hasta ahora, no muestran trazas de hidrógeno y emiten un flujo significativo de luz ultravioleta

 Científicos del Caltech de California descubrieron una nueva clase de supernova, más brillante que las de aquellas que se producen por la violenta explosión de una enana blanca, según detalla un estudio publicado en el último número de la revista Nature.
La radiación electromagnética observada en todas las supernovas conocidas hasta ahora se explica a partir de tres fenómenos: la radiactividad emitida por elementos recién sintetizados -habitualmente níquel-, el calor liberado por la explosión y la interacción entre los desechos de la estrella y su entorno, rico en hidrógeno.

El astrónomo Robert Quimby y su equipo observaron, sin embargo, una nueva clase de supernova luminosa cuyas propiedades no se explican a partir de ninguno de esos tres procesos.
Estas supernovas, a diferencia de las conocidas hasta ahora, no muestran trazas de hidrógeno y emiten un flujo significativo de luz ultravioleta durante largos periodos de tiempo.
Precisamente esa luz ultravioleta, que ilumina el entorno de la supernova, permitirá a los científicos investigar regiones del espacio muy distantes, donde tiene lugar la formación estelar, así como galaxias primitivas.
En el mismo número de Nature, científicos de la Universidad de Estocolmo describen, a partir de imágenes del telescopio espacial Hubble, cómo las supernovas emiten una "segunda ola" de luminosidad, después de su explosión, cuya fuente de energía son los rayos-X.
Tras el estallido de una estrella masiva, la radiactividad de los elementos producidos durante la explosión provoca que el material eyectado emita una luz que se va apagando de formar progresiva.
En una fase posterior, la luminosidad de los restos de la supernova se debe a la interacción entre los restos de la explosión y el entorno estelar.
La transición entre ambas fases no había sido observada en detalle hasta ahora, cuando el equipo liderado por Josefin Larsson estudió imágenes tomadas durante 17 años de la supernova cercana SN 1987A.
Los científicos observaron un aumento de la luminosidad de los restos de la supernova a partir de 2001, lo que han atribuido al calor producido por los rayos-X que se generan debido a la interacción entre el material expulsado y el entorno de la estrella.
 

Imágenes del antes y después de cuatro supernovas hiperluminosas pobres en hidrógeno,
descubiertas por el Palomar Transient Factory. En cada caso, el brillo de la supernova se nota más que el resto de las estrellas y se combina con la galaxia que la hospeda

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Agregan 2 nuevos elementos a la tabla periódica

Los elementos, que no tienen nombre oficial, existen menos de un segundo antes de desaparecer

Un comité internacional de químicos y físicos agregó dos nuevos elementos a la tabla periódica: los números 114 y 116.
Los nuevos elementos, que no tienen nombre oficial todavía, existen menos de un segundo antes de desaparecer.
Científicos de Estados Unidos en California y de Rusia que hallaron los elementos hicieron sus experimentos en 2004 y 2006.
En promedio, se han ido añadiendo elementos nuevos cada dos años y medio

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Un esqueleto neandertal descubierto en Murcia muestra la presencia de rasgos "polares" en la región mediterránea

Son los restos fósiles de una hembra joven, de hace entre 50.000 y 60.000 años, descubiertos en la Sima de las Palomas

El esqueleto de una hembra neandertal, de entre 16 y 20 años de edad y descubierto en la Sima de las Palomas (Murcia), demuestra la presencia de individuos de aquella especie con características corporales polares, es decir, adaptados a la vida en los rigores de las regiones septentrionales, en la franja mediterránea mucho más cálida. Los restos tienen entre 50.000 y 60.000 años, fueron rescatados en las campañas de 2006 y 2007 en ese yacimiento y se presentan ahora en la prestigiosa revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU). Parte de los huesos de Palomas 96, como se denomina el esqueleto femenino, junto con otros restos parciales de otros dos ejemplares neandertales, estaban comprimidos en el yacimiento, pero otros están en excelentes condiciones de conservación, explican los investigadores, lideraos por Michael J.Walker (Universidad de Murcia) en su artículo científico.
Los científicos no saben cómo acabaron aquellos neandertales sepultados en la sima; pudo tratarse de un enterramiento intencionado, o accidental por el colapso de rocas o incluso los restos pudieron resultar arrastrados hasta allí. El yacimiento de la Sima de las Palomas está situado en Torre Pacheco, en una colina de mármoles explotada por la minería.
El esqueleto palomas 96 tiene partes de todas las unidades del esqueleto excepto los pies, explican los científicos. el cráneo está aplastado y ha perdido parte de la mandíbula y del cráneo; se han conservado 22 piezas dentales y los elementos faciales de la parte derecha están rotos y desplazados, pero no distorsionados, así como vértebras, fragmentos del hueso sacro, costillas, huesos de los brazos y las piernas. Sus rasgos robustos son comunes en los neandertales, claramente diferentes de los de los humanos actuales, según los análisis de las piezas realizados. Aunque el esqueleto de la joven hembra no había madurado aún completamente cuando murió, es poco probable que el desarrollo adicional hubiera podido distorsionar sus rasgos morfológicos, el tamaño y proporciones de su cuerpo. Los científicos concluyen que, por sus características, era una neandertal con las características de la adaptación al frío de sus congéneres habitantes del norte de Europa especialmente marcadas y viviendo en el Sur del continente, pese al clima más templado.
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jueves, 2 de junio de 2011

Dosis de ciencia

Murciélagos



Microbiótica


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Dosis de Ciencia: Cucarachas


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5 hechos que probablemente no sabias de la vida en el espacio



Un viaje espacial es una experiencia por la que pocas personas han pasado en el mundo. Diferentes modificaciones físicas y psicológicas alteran la vida de los astronautas y cosmonautas que viven bajo la microgravedad. Aquí les presentamos cinco hechos poco conocidos acerca de la vida en el espacio.

1) Durante un día en el espacio se experimentan 16 amaneceres

En una órbita terrestre baja, el sol sale y se pone cada 90 minutos. Por este motivo es muy difícil para los astronautas dormir bien y esto se debe a la ausencia de un día normal (con un ciclo diurno y uno nocturno). Para contrarrestar esto, los administradores de la Estación Espacial Internacional establecieron para los astronautas ciclos de 24 horas basados en el calendario terrestre. Los relojes a bordo de la EEI se establecieron en Tiempo Medio de Greenwich  (GMT)

2) En el espacio los astronautas crecen entre cinco y ocho centímetros

Sin la fuerza de compresión de la gravedad, la columna vertebral se expande y crece en altura, por lo general entre 5 y 8 cm. Lamentablemente, esta altura extra puede traer complicaciones que suelen  incluir el dolor de espalda y problemas nerviosos.
 

3) Los astronautas no roncan

Esto sucede porque la gravedad juega un papel dominante en la generación de apneas, hipopneas y los ronquidos. La NASA ha registrado que miembros de la tripulación que roncaban habitualmente en la Tierra dejaban de hacerlo bajo los efectos de la micro-gravedad.
 

4) El tiempo más largo que una persona paso en el espacio es de 438 días

Valeri Vladímirovich Poliakov (a la derecha en la fotografía) es un cosmonauta ruso que tiene el record de permanencia en el espacio al permanecer a bordo de la estación espacial MIR durante 14 meses en un único viaje. Su estancia total en el espacio en todos sus viajes se alarga a 22 meses. Héroe de la Unión Soviética, Héroe de la Federación Rusa.


5) Solo 3 astronautas han muerto en el espacio (por encima de los 100 Km)

Hasta el momento han muerto 11 astronautas en incidentes de capacitación y 18 en accidentes en vuelo. De esas 18, sólo la tripulación de la Soyuz 11 en 1971, murió realmente en el espacio. EE.UU. marca la frontera del espacio a 50 kilómetros de altura, mientras que la FAI define el espacio a una altura de 100 km. El último vuelo del Challenger en 1986  nunca llegó a esta altura.

La tripulación de la Soyuz 11, Georgi Dobrovolski, Viktor Patsayev y Vladislav Volkov, batió el récord de permanencia en el espacio y se logró habitar por primera vez una estación espacial, la Salyut 1. Sin embargo los cosmonautas, que no llevaban trajes espaciales, fallecieron cuando la nave se despresurizó, por la falla de una válvula de presión (como posteriormente fue comprobado por una misión de rescate)

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Dosis de ciencia: Presión atmosférica

Futbol, en manos de la ciencia:



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Hallan criaturas en capas profundas de la tierra

Un estudio aporta una nueva perspectiva sobre la diversidad de la vida bajo la superficie del planeta

Hallaron diversos gusanos nemátodos, como el hasta ahora desconocido 'Halicephalobus mephisto' en una grieta formada por el agua en el interior de una mina

Un equipo de científicos detectó por primera vez, en una mina de Sudáfrica, organismos multicelulares en las capas más profundas de la biosfera terrestre.
El estudio, publicado en el último número de la revista Nature, aporta una nueva perspectiva sobre la riqueza y diversidad de la vida bajo la superficie del planeta.

La biosfera bajo la corteza terrestre alcanza profundidades de hasta tres kilómetros, y alberga una amplia variedad de organismos unicelulares.

Hasta ahora, sin embargo, los científicos pensaban que las criaturas multicelulares no podían vivir en ese ambiente debido a las altas temperaturas, la falta de oxígeno y de espacio que se dan en las grandes profundidades.

El equipo del geólogo de la universidad de Princeton, Estados Unidos, Tullis Onstott detectó diversos gusanos nemátodos, incluida una especie desconocida hasta ahora (llamada "Halicephalobus mephisto"), entre 0.9 y 3.6 kilómetros por debajo de la superficie, en una grieta formada por el agua en el interior de una mina.

Esas criaturas, que miden alrededor de medio milímetro, soportan altas temperaturas, se reproducen de manera asexuada y se alimentan preferentemente de bacterias.
Las pruebas del Carbono-14 indican que la grieta en la que se encontraron los nemátodos se formó hace entre 3 mil y 12 mil años.

Los resultados de la investigación indican que los ecosistemas bajo la superficie terrestre son más complejos de lo que se aceptaba hasta ahora, y pueden entrañar importantes implicaciones en la búsqueda de vida en otros planetas

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Estrellas de neutrones, densas y superfluídas

Un investigador de la UNAM asegura que en la materia dentro no hay viscosidad ni fricción


De este tipo de estrellas escapan los neutrinos, partículas elementales sin carga eléctrica, cuya masa es tan pequeña que no ha podido medirse


Las estrellas de neutrones son pequeñas, densas, muy energéticas y la materia dentro de ellas es superfluída y no hay viscosidad ni fricción, afirmó Dany Page, investigador del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM.

Estos astros nacen si muere una estrella masiva y tienen una masa hasta dos veces mayor que la del Sol, pero son del tamaño de una urbe, como de 20 kilómetros de diámetro.
"Una estrella normal está principalmente formada con hidrógeno y helio, y durante su vida transforma estos en elementos cada vez más pesados. Las que tienen una masa superior a unas 10 veces la del Sol, alcanzan a producir hierro en su núcleo, que crece cada vez más, y llega un momento en que la gravedad que produce este núcleo denso es tan fuerte, que la materia no aguanta la fuerza y se empieza a colapsar. Este colapso del núcleo de hierro produce una estrella de neutrones e induce una gigantesca explosión del resto de la estrella".
El 23 de febrero de 1987 se observó una supernova, la primera visible al ojo desde el tiempo de Kepler y el nacimiento de una nueva estrella de neutrones. El investigador de la máxima casa de estudios informó que actualmente se conocen alrededor de 2 mil 500 de estos astros, aunque los astrónomos estiman que en la Vía Láctea hay cientos de millones.
 "Unas dos mil se conocen porque emiten ondas de radio, y hay otras, entre 300 y 500, que no emiten en radio y se captan con rayos X porque son muy energéticas", indicó.

De acuerdo a la tesis de Doctorado, Dany Page se percató de la importancia de la superfluidez en la evolución de las estrellas de neutrones, pues asegura que "son las únicas que presentan ese fenómeno, que también se puede reproducir en laboratorio, pero a muy bajas temperaturas, a unos pocos grados Kelvin, muy cerca del cero absoluto", abundó.
La superfluidez de las estrellas de neutrones acentúa la emisión de neutrinos, partículas elementales sin carga eléctrica, cuya masa es tan pequeña que no ha podido medirse. Los neutrinos se originan en condiciones muy especiales y, una vez producidos, no interactúan con la materia, por lo que el Universo es casi transparente para ellos.

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UNAM estudia posible exoplaneta habitable

La investigadora Antígona Segura determinará cuál sería la atmósfera mínima que se requiere para calentar la superficie de ese mundo


La mexicana considera que existen grandes posibilidades de que exista un planeta habitable en el sistema Gliese 581


La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) participa en la investigación del exoplaneta Gliese 581d, en el que podría haber vida.

La investigadora Antígona Segura del Instituto de Ciencia Nucleares participará junto a Lisa Kaltenegger, del Harvard Smithsonian Center for Astrophysics, y Subhanjoy Mohanty, del Imperial College London, en una serie de cálculos que confirman que en el planeta podría existir una atmósfera habitable.

Entre sus aportaciones se encuentran el determinar cuál sería la atmósfera mínima que se requiere para calentar la superficie de ese mundo más allá de los cero grados centígrados.
Sus resultados arrojaron que una atmósfera de 7.6 bares (la terrestre es igual a una de esas unidades de presión), compuesta en 90% de dióxido de carbono (CO2) y 10 de nitrógeno, sería suficiente para elevar la temperatura por arriba del punto de congelación.

La también colaboradora del Laboratorio Virtual de Planetas del Instituto de Astrobiología de la NASA y única investigadora en México dedicada a realizar modelos atmosféricos de exoplanetas, explicó que la importancia del hallazgo de otros planetas no es ir a visitarlos, sino encontrar huellas de vida.

La investigadora asegura en su investigación que el exoplaneta gira alrededor de una estrella y una de las formas para continuar con su investigación seria una medición de velocidad radial, que consiste en detectar el bamboleo de la estrella. Es decir, si dos cuerpos giran, lo hacen alrededor de un centro común; y si uno es muy masivo parece que uno gira alrededor del otro.

Añade que con respecto a Gliese 581d se conoce que tiene una masa 7 veces más que la Tierra, y la distancia de su estrella; pero se desconoce si tiene atmósfera o agua. Aseguró que sólo se tiene la certeza de que es un planeta potencialmente habitable.
Segura considera que comprobarlo se requiere "medir" su atmósfera y establecer su composición, con la ayuda de la luz que la atraviesa y que detectan los telescopios.

No obstante, dada su distancia, aún no se cuenta con los instrumentos capaces de captarla. "La construcción de una herramienta valiosa, el James Webb Telescope, que sustituirá al Telescopio Espacial Hubble, está detenida.

Considera que aún se tiene que esperar para determinar sobre su conocimiento ya que las misiones Terrestrial Planet Finder y Darwin, no estarán listas antes de 10 años.

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