El fósil no muestra ni un rasgo neandertal, la única especie humana que habitaba entonces el continente. Es demasiado pequeño como para saber a qué especie perteneció, aunque sus rasgos toscos lo emparentan con humanos aún más primitivos que vivieron en Georgia hace 1,8 millones de años. "No se puede descartar que sea una nueva especie, aunque es el escenario menos plausible", explica la antropóloga Mirjana Roksandic, coautora de un estudio sobre la mandíbula en Journal of Human Evolution.
Según Roksandic, los neandertales quedaron aislados en Europa por barreras de hielo, lo que les permitió consolidarse como especie. En cambio, los Balcanes eran una "zona de tránsito" de especies que pudo permitir la superviviencia de formas humanas más antiguas, postula Roksandic. Esas formas pudieron evolucionar en otros lugares hasta, por ejemplo, el Homo antecessor, el Hombre de Atapuerca. A falta de más huesos, la investigadora ha bautizado a su criatura como Homo sp., es decir, un humano cuya especie es un misterio.
Más restos humanos hallados en el umbral del Ártico ruso y presentados hoy hablan de otro enigma. Se trata de unas 300 herramientas de piedra pertenecientes a la cultura musteriense, que en Europa ha estado siempre asociada a los neandertales. Hasta ahora, se pensaba que los últimos miembros de esta especie buscaron refugio en lugares cálidos del sur de Europa empujados por la glaciación. El último grupo habría vivido en Gibraltar, donde se han hallado herramientas de hace 28.000 años, aunque su fecha ha sido revisada al alza por estudios posteriores. Después, el rastro se pierde para siempre.
Sobrevivir en el hielo
Los nuevos hallazgos de la cueva de Byzovaya, en los Urales, ofrecen una historia paralela. Los restos indican que otra población neandertal pudo subsistir hasta mucho después de lo que se pensaba y en uno de los climas más hostiles del planeta. La datación de las herramientas muestra que vivieron hace entre 31.000 y 34.000 años. Los abundantes huesos con marcas de corte muestran que comían osos, renos y, sobre todo, mamuts.
Este asentamiento sería "una versión paralela" del cálido refugio de Gibraltar, pero en "el norte más lejano", explica Ludovic Slimak, investigador de
Estudios anteriores ya habían propuesto la posibilidad de refugios en el norte. "Se trataría de valles orientados al sur con condiciones microclimáticas óptimas y que se conocen como refugios crípticos, porque pasan desapercibidos", explica Antonio Rosas, investigador del CSIC y experto en los neandertales que vivieron en la cueva de El Sidrón, en Asturias.
Otros autores apuntan a que las evidencias halladas no bastan. "No hay ninguna prueba de que las hiciesen los neandertales", opina Roksandic de las herramientas, de las que sin embargo ensalza su valor único, debido al remoto lugar donde se han hallado.
Admiten que también pudieron ser un grupo de humanos modernos, aunque, a su llegada a Europa hace 40.000 años, estos trajeron una nueva técnica, la cultura auriñaciense, más elaborada que la musteriense de los neandertales.
"Por ahora está todo en el aire", reconoce Thomas Hingham, de
Subida por: Imanol
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